12 marzo, 2011

Cuando solo quede lo peor...

...de esta ciudad, a esa hora en la que los ciegos distinguen los colores de los corpiños y en los vasos empieza a servirse gasolina, entonces te busco.

Me bajo a comprar una botella. Espérame escondida en la niebla.

Antes de que amanezca, nos acuchillamos los dos.



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