28 marzo, 2013

Quevedeando

A una señá matriarca

Éranse dos mamas descomunales,
éranse dos globos estratosféricos,
cabezudos de puro magro ibérico
capaces de saciar a mil mortales.

Era una mujer toda pectorales,
la hipérbole misma de lo hemisférico,
Venus rolliza de senos quiméricos,
era dos Caballés monumentales.

Érase una ladeada cordillera,
tetón de volúmenes inmorales,
la madre de todas las tetas era.

Cúpulas carnosas de Tajmajales,
éranse una oda a la Abrevadera
y un homenaje a las Gayas rurales.



22 marzo, 2013

Belografía fraternal en Diablos

Para muchos hablantes americanos, los "diablos azules" son ese delirio alucinado que sobreviene bebiendo y bebiendo alcohol... 'Delirium tremens', lo llaman por aquí...

En Madrid, al principio de Apodaca, Jimena Coronado y otras amigas (según leo en la hemeroteca) se montaron un bar con el mismo nombre: Diablos azules: un bar-café muy pintón, cuidado pero sin excesos, de mesitas bajas, lámparas con caballitos y botellines de bitter reciclados, fotografías de escritores y cantautores por las paredes... En la barra, mientras me llena de whisky una esfera de vidrio con hielo, ilumina la noche Pilar. En el escenario -porque los Diablos tienen escenario con micro, butaca y telón-, dirigen el chow la conexión argentina del cuervo Marcelo y el pirata Salem. ¿¿El chow?? Sí, entre las miles de historias que organizan los diablos, cada miércoles tenemos "nuestro" chow: Lectura de relatos de un escritor invitado (novel o consagrado); propuesta de frase del susodicho y, durante media hora y un par de cervezas, aquellos que queremos, escribimos un microrrelato que incluya la frase ofrecida por el escritor o escritora, para leerlos después y, bajo criterio del propio invitado, "competir" por una botella de vino que termina las más de las veces en el buche de los parroquianos. Me trajo acá Valeria. A Valeria la invitó Antonio y, después de unos cuantos miércoles, ya nos sentimos de la familia... participamos de las risas que arranca el poeta pijo, de la cuchilla irónica de Diego Sañudo, del voseo de Marcelo, del absurdo genial de Antonio, de alguna erotómana y de todxs lxs espontánexs que se atreven a reír y a jugar con nosotros... 

Hace más de una semana, recién elevado al trono de Pedro el argentino Francisco, disfrutamos de Yofre Luna como escritor invitado. Nos arrancó risas y arañazos en las tripas a partes iguales, con sus odas a los metaleros, al dolor físico de su madre, a la evolución de Fuenlabrada o a la nostalgia del mundo rural y los perdedores del 36-39... "Y la frase para que escribáis es... LA SORPRESA ERA ASÍ... Y ASÍ"...

...y hubo que escribir... era día de Papa y a mí me dio por escribir de hermanos... Yofre, contra toda justicia objetiva y por pura justicia poética, me concedió la botella. Hoy recreo aquel momento, y dedico aquel vino al pequeño gran hombre que mueve mi pecho desde hace 21 años:


BELOGRAFÍA FRATERNAL 

La sorpresa era así (gesto con las manos marcando unos 50cm) y así (lo mismo, pero con unos10cm): Apenas 3 kilos de una suerte de morcilla caliente y suave envuelta en algodón. 

Es el primer recuerdo que tengo de un hospital. 

La primera fragilidad de mi madre. 

A las siete y cuarto de la tarde me agarró un dedo. Tenía los ojos cerrados. Respiraba con dificultad. Me dejaron cogerle entre los brazos a las siete y cuarto

y me agarro un dedo como quien se agarra a la vida en plena caída justo en el momento mismo en que arranca el precipicio. 


Hoy es así (gesto con las manos marcando una altura hasta mi nariz) y así (lo mismo, pero como dos veces mi contorno de hombros): Un puto adonis. Definido hasta el extremo que pueda alcanzar un modelo de Vitrubio, tras 10 años de resina y roca

UN HOMBRE BUENO. 

El mejor, a pesar del mundo y de su hermano mayor... 

Y ha caminado de espaldas por la calle agarrado a mi mano. Se ha hecho los Andes cargando con mi mochila. Presume de mí. Hace de mi casa su picadero de fin de semana y reventó el 206 que compré con mis dos primeros años de salarios precarios y extras de guardar...

Hace ya más de 21 años que me agarró el dedo por primera vez y aún hoy, con los huevos negros, duerme conmigo cuando se escapa de casa de mis padres "por no ensuciar más sábanas"... 

Le llamaron Sergio, y yo siempre le llamé Ser: MI SER, el pequeño, grande Ser, caballero o escudero, fantasma o sincero según nos caiga la noche... 

Él, Yo. Un tipo... ¿cómo deciros? Así y así y así y así...