Tus pechos, dos nevados al acecho
con sus dos carámbanos de arrebol:
Dos coronas de escarcha y ababol
para un corazón nunca satisfecho.
Cuero ardiendo, ¡una hoguera!, mi pecho,
el rubor encarnado del farol
que enardeciera por ti sin control
y por ti se extinguiera sin provecho.
¡¿Cómo no consumirse, fuego y hielo
al coincidir, igual que el fusilado
y el honor del fusilero homicida,
si al final la pasión conduce al duelo,
igual que el rayo prende el sembrado
e igual que la muerte exige una vida?!
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Nota. Junto al retrato de la página 118, aparece escrito un segundo comentario: 'Proyecto: Un mayo de pavesas'.
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