El Imperio de los vestidos. Ahí trabajo. No hay trabajo y dicen que nada es poco, aunque nos ametralleen con deseos de mucho. El Imperio de los vestidos es un restaurante gourmet de comida japonesa para clientes de Visa oro. El lujo no sabe de lo poco, aunque tiende a desembocar en la nada.
Ducha y rasurado antes de abrir. Me tumbo después en un tatami y, sobre mi piel desnuda, Nikita va llenándome el pecho de salmón, huevas, atún rojo y lubina. En la boca me coloca lomos de pez globo, venenosos como las flores de París. Wasabi en el ombligo. Soja en el vientre. Más salmón, huevas, atún rojo y lubina en los muslos. Para entonces, ya pienso en ti. Hoy tres altas aejecutivas y sus tres modelos de pago comen, vestidos, los cortes de pescado crudo que disfrazan mi desnudo. No es mal curro. Sirvo como plato con mi cuerpo. Y, mientras tanto, pienso en ti: Eres mi par de alas. El contrapeso que hace de mí mitad ángel, mitad marisco: El mucho de mi poco contra la nada de todo.
2 comentarios:
Efectivamente. Asociación de ideas. Había que escribir un relatito entre cervezas que contuviera la frase "mitad ángel, mitad marisco", y éste fue el resultado... noches de Diablos Azules con Valeria. Cuando gustes, nos acompañas.
Potentes las imágenes, subversivas. ¡Y buen homenaje a la peli!
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