21 marzo, 2012

Paisaje de un marzo otoñal

  

 


Cordilleras 
de hueso y piel, 
por la ruta 
de los cuerpos de luz, 


 

 




 en un día gris de tierra seca 
y dura 
por la A-1, 

mientras brotan en las cunetas 
calas blancas que se niegan 

a ser siervas 
-¡Ay, Marcela!-
en la sierra 
de Madrid.



 





Entonces,
en un momento inesperado,
un bosque de otoño 
me mira en marzo 
deshojándose 
desde tu labio


 



para evocar en lo más profundo de tu boca 
el lema de aquel muro bonaerense:
  
"Cambiaste el paraíso de Dios 
por el paraíso entre mis piernas"...





......................

y



que

hice

cuanto

se debía

hacer

para

ser



y




TU SANGRE

.....................................

2 comentarios:

Idus_druida dijo...

me gusta tu final estrechito como un puñal, como para herir.
Abrazo.

Helena M. dijo...

si tú supieras, Kenit, si tú supieras...

...cómo hiere ese puñal, Señor Dormido.