y precisamente por el espacio donde no hay arcilla es por lo que podemos utilizarlos como vasos.
Abrimos puertas y ventanas en las paredes de una casa,
y por estos espacios vacíos podemos utilizarla.
Así, pues, de un lado hallamos beneficio en la existencia;
de otro, en la no-existencia.
Escribo un poema invisible a cinco dedos en su espalda.
No hay utilidad.
El sabor de la manzana queda entre mis yemas y su piel,
en ese espacio indefinido que solo existe para mí,
esa Ella que Ella no es,
en ese instante de carne que existe fuera de ambos,
en la unión de esos otros que tampoco somos nosotros:
Fuera de sí, existir se justifica por ese momento en que queda en suspenso, sea lo que sea, la experiencia de vivir.
1 comentario:
Benditos tus poemas...,
los visibles e invisibles.
Sí.
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