Tus pechos, dos nevados al acecho
con sus dos carámbanos de arrebol:
Dos coronas de escarcha y ababol
para un corazón nunca satisfecho.
Cuero ardiendo, ¡una hoguera!, mi pecho,
el rubor encarnado del farol
que enardeciera por ti sin control
y por ti se extinguiera sin provecho.
¡¿Cómo no consumirse, fuego y hielo
al coincidir, igual que el fusilado
y el honor del fusilero homicida,
si al final la pasión conduce al duelo,
igual que el rayo prende el sembrado
e igual que la muerte exige una vida?!
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Copio este poema manuscrito junto al soneto número 5 de un volumen de la primera edición de 'El rayo que no cesa y otros poemas (1934-1936) / Miguel Hernández ' (prólogo y epílogo biográfico, Rafael Alberti ; retrato de Miguel Hernández, G.(ori) M.(uñoz)]. -- Buenos Aires : [Schapire], 1942 -- Colección Rama de Oro / dirigida por Rafael Alberti), rescatado en un kiosko de la cuesta de Moyano.
Nota. Junto al retrato de la página 118, aparece escrito un segundo comentario: 'Proyecto: Un mayo de pavesas'.
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