Me despido de Austria desayunando en un café de Viena, sobre la clásica encimera de mármol y junto a una colección de periódicos ininteligibles. Repaso las notas que he tomado de un escritor de cabaret del primer tercio del XX: Richard Engländer o, como él mismo se autodenominaba, Peter Altenberg.
A diferencia de lo que ocurre en otros cafés tradicionales del mundo, en Viena es habitual que un cliente se pase horas sin otra cosa que hacer que leer la prensa diaria o semanal. Junto con el café, el camarero servirá el obligado vaso de agua fría de grifo y las horas morirán sobre sillas Michael Thonet. Nada en Austria se deja al azar...
A finales del siglo XIX y principios del XX, muchos escritores famosos frecuentaban los cafés vieneses por su ambiente. Solía verse a más de un 'parroquiano' escribiendo en su mesa (se dice que gran parte del famoso diario Die Fackel de Karl Kraus se redactó en cafés de este tipo). Pero, en fin, todos mis apuntes se refieren a Peter Altenberg y adoro a este cabrón porque, en este contexto, iba aún más allá: Se hacía enviar su correspondencia personal a su café favorito, el Central...
Nacido el 9 de marzo de 1859 en Viena, y fallecido 60 años después, Altenberg residió durante toda su vida en Viena, cultivando una extensa obra basada en textos breves y esparcida en una docena de volúmenes. Alcohólico, neurasténico, noctámbulo y algo más contradictorio que cualquier ser humano, Altenberg conoció tanto la vida de los cafés y los locales nocturnos como la de los hospitales psiquiátricos. Fue admirado por el compositor expresionista Alban Berg por el escritor y premio Nobel Thomas Mann o por el existencialista Robert Musil, quien calificó a Altenberg como "el mejor poeta del fin del siglo XIX”. Hay rastros de Altenber en Kafka o en Rilke... ¿necesita algún tipo de presentación más?
...un hombre capaz de dejar para la historia una cita 'wildeiana' presente en todas las agendas de pro: "El arte es el arte y la vida es la vida, pero vivir artísticamente es el gran arte de vivir”; ...uno de los escritores más singulares de ese apasionante momento en el que la historia convirtió Viena en un foco artístico de referencia mundial entre finales del siglo XIX y comienzos del XX; ...un renegado de Derecho y Medicina que abrazó muy joven la bohemia como opción permanente de vida y al que un médico de la época llegó a certificar científicamente como un "incapacitado para ejercer una ocupación normal debido a la hipersensibilidad de su sistema nervioso".
En aquella Viena del 'fin de siècle', un personaje como éste no podía sino destacar entre los principales grupos revolucionarios del arte: Formó parte del movimiento artístico y literario Jung Wien (Joven Viena) y fue colega, entre otros, de Gustav Mahler (Dios) o Gustav Klimt. Debido a que muchas de sus obras literarias fueron escritas cuando frecuentaba diversos bares y casas de café vienesas, Altenberg es considerado como un poeta de cabaret. Los detractores de Altenberg le acusaron de drogadicto y mujeriego, pero, sus fieles, sin embargo, defendieron siempre su carácter individualista, altamente creativo y con una especial debilidad por la estética. Estos admiradores salvaron al escritor, especialmente habilidoso a la hora de convencer a otros a pagar su alimentación, su champán e incluso su renta, la cual adeudaba constantemente: Altenberg vivió siempre de su talento, de su genio y de su encanto, hasta el punto de ser considerado entre los académicos vieneses como "el Bohemio de los bohemios".
¡Salud!
PS. Fragmento de "Cavilaciones de un revolucionario": "No tomarse la propia vida más en serio que una pieza de Shakespeare! ¡Pero tampoco menos! Dejar que la vida se apodere de uno como en el teatro. El teatro de la vida. ¡Ser el espectador ideal de uno mismo! ¡Estar del todo concentrado y, sin embargo, saber salir luego de los embrollos e intrigas al aire fresco de la noche! ¡Haber vivido lo que no se ha vivido y no haber vivido lo que se ha vivido! ¡Así te purificas de ti mismo! Y tus "propias tragedias" te proporcionan la sonrisa…de la sabiduría."
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