¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.
¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.
¿Que ha sucedido con la saliva de sus versos? Desapareció.
¿Qué ha sucedido con los besos a la deriva,
con los mordiscos que me liban y los arañazos del basilisco?
¿Dónde quedan esta mañana?, ¿dónde quedó
la lengua de ginebra y grana que esdrujulea con exclamativas?,
¿dónde la marea entre labios?, ¿dónde el agravio autorizado,
la carne cruda cortada en dados, las cicatrices en la cintura,
los empachos felices de perdices, las mudas del día después...?
El proemio ha terminado. Ahora empieza la novela.
(Algunas musas me permiten recuperar la fe:
pese al hombre blanco, aún sigue viva la mujer).
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