- Hola... Estoy buscando un recuerdo que no olvidar y creo que tú escondes todo lo que debe tener una buena instántanea... ¿me dejas terminarme la copa a tu lado? – Sorprendida, se recrea Ella delante del tipo, “¡Qué cabrón...! No es muy mono, pero mira como todos deberían mirar”, con curiosidad, buscando el detalle que falsee la intuición y todas las mentiras de las primeras impresiones, “Seguro que ha engañado a más de una con esa frase”, Pero es de valientes tirar por ahí sabiendo cómo está el patio... “Seguro que más de una se ha quedado muerta tratando de entender qué mierdas le acababa de decir este moreno con ojeras y cuerpo desgarbado”.
- ¿Una postal?, lo siento, prefiero el cine a la fotografía... estoy convencida de que en el movimiento...
- No, no te confundas, correr no siempre te lleva más lejos... y, además, es bastante más cansado. – “¡Qué cabrón!”, por segunda vez, sorprendida..., - Por no hablar de que está “científicamente” contraindicado con el placer de fumar, ¿un cigarro?
- Sí, gracias... pero insisto, no me veo de pin-up inmortalizada en un cajón de tu habitación...
- Bueno, tampoco estoy seguro de que vaya a guardarte mañana...
- Gracias... tu piropillo cultureta acaba de perder todo su encanto.
- Shhhhh... que solo te he pedido el favor de beber a tu lado. Si buscara encantarte ya te habría invitado a otro de esos dry martinis con su poquito de M para buscarte el cierre del sujetador antes de que enciendan las luces del local... Eres bien bonita y no podía permitirme el lujo de abandonar sin intentarlo... déjame terminarme este whisky contigo...
- Pues tendrás que volver a ganar puntos...
- Pfff... yo qué sé... después de una frase empiezo a perderme y no creo que funcione todavía lanzarte a la boca... ¿probamos por la vía de lo cortés?, ¿a qué te dedicas cuando no estás en tu casa o un bar?
- ¿Mi trabajo?
- Venga va...
- Trabajo en una editorial.
- Anda, eso siempre me ha sonado a escritor frustrado...
- O a lector apasionado...
- ¿No pretenden ser escritores todos lo que le cogen gusto a la lectura?
- No... al menos no los que controlan su egolatría.
- Ahhh... así que de todas las niñas que hay en este local he ido a dar con la única que no se quiere...
- Vaya... y parece que a mí me ha tocado el cínico... - Silencio. Un rato en silencio bebiendo y apagando cigarros. Otra ronda. Un par de horas de conversación, sin recuerdos ni las batallas del “Yo estuve...”, “una amiga mía...” o “escuché-en-no-sé-dónde-que...”. Y un taxi compartido después. Y un abrazo estúpido para dejar de temblar de frío en la acera. Y otro último cigarro en su salón, en el de Él. Y veinte dedos recorriéndose como quien cuenta granos de arena en la orilla de una playa. Y el aliento en el aliento dibujando el mapa de un surtidor. Vuelta a casa. Y vuelve a salir el sol en la vitro mientras protesta la cafetera y, por primera vez, un bostezo, un par de signos de interrogación y cierto regusto a umami recreándose en la lengua... en la de Ella.
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