La noche es un paisaje. Y el insomnio una forma de ver.
Por mucho que inventara Freud (y aquellos que vinieron después...), la psicología es una ciencia que aún balbucea: Hay un universo en eso que dan por llamar alma o psique y, pasito a pasito, quizá logren los interesados asentar alguna certeza. De momento, seguimos sin saber para qué sirve exactamente eso de soñar... por experiencia propia, queda claro que no tengo mucha idea, es cierto, pero me ha tocado leer algunas cosas en el curro... y, dada mi situación y su puntito de particular, me preocupa un poco aquello del REM y las ondas alfa. Podría haber acudido a algún “profesional”, pero siempre, desde pequeña, he decidido optar por el disimulo: Mientras otros sueñan, yo siempre me he ocupado de imaginar. Es una cuestión de voluntad. Y de domar el aburrimiento hasta aprender a saborear la oscuridad y abrir y cerrar persianas por costumbre como quien hace la cama cada mañana...
Hay quien asocia el sueño a la memoria. Dicen que el cerebro, libre de la costosa actividad que le exigimos en nuestro estado consciente, dedica sus horas de ocio sobre la almohada a rememorar en un montaje inconexo a doble velocidad aquellas experiencias que ha enfrentado la conciencia antes del stand-by. En una suerte de selección ¿arbitraria? el juego sináptico almacenaría lo que entiende por relevante del global inarchivable de anécdotas, sentimientos, percepciones, razonamientos, fenómenos vistos, oídos, o saboreados, en general... pero, si no duermo, ¿cómo coño construyo esta memoria parcial de lo que he sido?, ¿cómo armo un sistema de experiencia que me permita plantear el futuro y mi propia identidad en el presente? ...de pequeña, por supuesto, jamás me planteé que algo así existiera (¿identidad? ...¿a eso se le echa sal, se come crudo, estofada, en conserva...?), y, con el tiempo, imagino que fueron los libros (Nota al pie: siempre le echo a culpa a los libros porque asumen muy bien las críticas: jamás se arrugan ante las circunstancias si evitas leer bajo la ducha o sin resguardo en un día lluvioso)... sí, los libros fueron seguro quienes me condujeron a esta pregunta: ¿construye la memoria la identidad?, y, si fuera cierto, al no dormir y, por tanto, no dejar a mi cerebro ejercer su labor documental, sabiendo perfectamente quién soy, de dónde vengo y adónde voy, ¿cómo coño he resuelto el puzzle de mis recuerdos, cómo modelo quién soy e intuyo lo que siento?, ¿a qué me sabe la vida?, ¿cómo sé a qué sabe el día infinito de una insomne que no se deja jamás descansar? ...imagino que, en el fondo, como cualquier otro mortal en sus horas sin sueño: A base de relatos... contándome y dejándome contar”.
El insomnio puede ser una forma de escribir o leer biografías.
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