Escribí entre semana que, si fuera cierto el regreso de Kukulkan y mis divisiones acertaban a empalmar la cuenta larga maya y el calendario gregoriano, hoy domingo concluye la era del quinto sol... no está mal despedirse de este ciclo con un tinto de verano a 8 horas de fichar una guardia dominical... y no está nada mal cerrar el día mientras suenan en el salón los susurros de Al con su "suena 'Knock knock knocking' y me acuerdo de ti... suena 'Knock knock knocking' y me acuerdo de ti... suena 'Knock knock knocking' y me acuerdo de ti... ahhhhhh... Gothan cierra por hoy..."
Me jode, sin embargo.
Porque, mientras tanto, sé que una pantera acecha por Madrid. Que se pasea lejos de aquí y ofrece al enorme cuarto creciente que corona la noche el vergel de cosquillas que nace en su espalda desnuda. Y se dobla tumbada la pantera. Se acurruca y murmura. Cierra los ojos con la nariz húmeda y la imagino golpeándome con la cabeza para exigir una caricia repetida y reincidente desde el cuello hasta la cadera y, de nuevo, del cuello a la cadera, de la cadera al cuello y, a fuego lento, una y otra vez, desde el cuello hasta reventar la caldera...
En paralelo, un océano y varios meridianos mediante, bajo la cruz del sur, mientras los argentinos celebraban su día de la independencia, un grupo de sicarios guatemaltecos han recordado a mesoamérica que el narco gobierna el continente: Han acribillado a tiros a Facundo Cabral, un viejo cantautor platense, viajero pacifista y vividor, con un cuchillo de ironía y sentido del humor escondido entre los dientes. El asesinato me ha hecho recordar una cita que hace tiempo tenía pendiente: “El amor... el maravilloso amor es una incomodidad necesaria que depende de la dirección que uno tome. Por ejemplo, Borges salió para el sur y se encontró con la Biblioteca Nacional. Yo salí para el norte y me encontré con las mujeres, lo que quiere decir que escribí poco pero me divertí mucho... Lo que también quiere decir que tanto el amor como la cultura son accidentes”.
A veces me da por pensar que este blog es un accidente. Aunque poco tengan de arte o amor una simple colección de líneas de programación. Pero sucede que no deja la pantera de acechar en algún punto de Madrid. Testarudamente lejos de aquí. Y esta improvisada colisión de textos que responden al "Disculpe si no despierto" cobra sentido al menos como simulacro de afecto accidental que, pretendiendo arañar, no termina de hacer mal a nadie más que a mi descanso. "Y tú... tesoro de pirata, sirena perdida en el desierto, princesa de este cuento que érase y será, una vez y otra vez... mmmmm... tus caricias quemando mi piel, tus ojos de ron gritando 'Bébeme'... y entre tus piernas saboreo... esa bendita miel..." Con Al cierro. Y con el recuerdo a Cabral. Y con un ronroneo.
Buenas noches. Hoy reparto mordiscos por los escotes, así que, si encuentras el momento, cuélate en mi sueño y, si ves que no despierto, déjame estar, que lo mismo es culpa del puñetero Kukulkán...
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1 comentario:
voy a por vodka. no quisiera que todo esto me pillara lúcida.
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