Podría decir que tengo algo que escribir. Y hasta podría escribirlo. Podría también comerme las 15 colillas que se acumulan sin dejar ver siquiera la ceniza ni mucho menos el fondo del cenicero, como terapia de shock para dejar de fumar, y de paso vomitar y hacerme un lavado de estómago al tiempo que examino el estrés de mi esófago y pongo perdido el suelo del salón. Podría servirme una copa y sonreír antes de dormir o vaciar directamente la botella y dejar para pasado mañana el mañana. Podría hacer una llamada. Se me ocurren varias personas decentes a las que molestar, alguna vena que pinchar y saliva en la que gastar el dinero que no tengo. Podría evitar esta semana.
Pero voy a dormir. Que soy Dormido.
Y no un putero, ni espero picarme hasta la jubilación, ni me gusta molestar a la gente que quiero para llenar un estertor, ni he perdido el control sobre mi alcoholismo, ni pienso dejar de fumar, ni esto es un escrito, ni, de lejos, me planteo llamarme escritor.
Así que voy a dormir,
te espero,
...hasta entonces, disculpa si no despierto.
1 comentario:
...y mañana será otro día... (o eso dicen por ahí).
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