...le he visto crecer desde el primer calcetín arrinconado, pero sé que durante esta mañana, cuando ya casi me corta el paso de camino al pasillo, su acogedora silueta se despedirá camino de la lavadora.
Para un hombre que vive solo y se disfraza de su propia mascota, un montón de ropa arrugada junto a la cama no es descuido ni mugre ni desidia, es una de esas fieles y entrañables, viejas compañías.
1 comentario:
Como me he reconocido ahí. Pero me juego lo que quieras a que tu montón de ropa no gana al mío. ^_^
Bonita compañía.
ainamatopeya.
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