Quisiera levantar una atalaya
capaz de proteger la certidumbre,
quisiera eliminar toda la herrumbre
que apareció después de la batalla,
seguir tu rastro, vaya donde vaya,
y hallar la fórmula que nos encumbre
al otro lado del frío, la lumbre
donde se confunde amor con metralla.
No puede ser… deseo y realidad
nacieron como fábulas mellizas
sin más concilio que la oscuridad:
Se consumió la guerra, ya no atizas
hogueras con ardor de eternidad
y solo soy de ti nuestras cenizas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario